Ha llegado el momento de ponerle algo de picante a los premios futbolísticos en España. Si en Hollywood se entregan los Razzie y en el calcio se reparte el Bidone d’Oro, ¿por qué el fútbol ibérico no habría de tolerar una mirada ácida? No se trata de colgarle la etiqueta de bluf a nadie, ni de denostar una carrera en declive, ni siquiera de regodearse en un año decepcionante: simplemente destacamos aquí algunas acciones que sus protagonistas tal vez preferirían olvidar y que al resto nos arrancaron alguna carcajada inofensiva. Aquí van los errores para que juzguen (y voten) ustedes mismos.

Cuando Mbappé fue humano

Cuando uno piensa en una jugada de Kylian Mbappé, se imagina uno de los goles mágicos que la perla francesa se inventa prácticamente en cada partido. Pero en esta ocasión las cosas no fueron tan así. El delantero parisino estaba listo para aumentar sus registros goleadores desde los once metros en un partido de liga frente al Montpellier. Por desgracia, Lecomte le paró el penalti, aunque el árbitro lo mandó repetir porque el guardameta se había adelantado. En el segundo intento, Mbappé no solo volvió a fallar, sino que tras el rebote, a puerta vacía, cuando únicamente tenía que empujarla, al francés no se le ocurrió nada mejor que regalarle el balón a uno de los aficionados de la grada.

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Cómo no salir de tu portería

A lo largo de la historia del fútbol las salidas de los porteros en los balones divididos han dejado a muchos aficionados al borde del infarto. Si estas acaban bien, terminas aliviado, pero como el arquero la líe, seguro que unos cuantos improperios le van a caer. Al bueno de Nick Pope le pareció buena idea tirarse en plancha a despejar de cabeza un balón que se acercaba peligrosamente a su área. ¿El resultado? Falló midiendo las distancias y se vio obligado a coger el balón con las manos para evitar un gol del Liverpool. El inglés acabó expulsado con el Newcastle perdiendo 0-2 en el minuto 22.

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En ocasiones veo balones

La película El sexto sentido dejará para el recuerdo la frase en “en ocasiones veo muertos”. Lo mismo debió pensar el portero del Hammarby IF Oliver Dovin pero con los balones, solo que él los vio donde no había nada. Al británico el sexto sentido debió fallarle cuando en un partido de la liga sueca frente al BK Häcken se le escurrió el balón entre las piernas hacia su propia portería. El pobre Dovin pensó que el círculo blanco que tenía bajo las piernas era la pelota, pero no, en realidad era el punto de penalti.

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El triple amago de balón

Los balones aéreos muchas veces se nos complican a los que no somos jugadores expertos. Si eres de esos que cuando te lanzan algo no sabes ni de dónde ha venido, las cosas se pueden poner todavía más feas. El desafortunado muchacho de este vídeo es el perfecto ejemplo de lo que uno no tiene que hacer cuando le llega un balón por arriba. Por desgracia, nunca sabremos si su táctica de darle patadas al aire era un engaño al rival, o si en realidad su deporte favorito debería ser el baloncesto.

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