Ha llegado el momento de ponerle algo de picante a los premios futbolísticos en España. Si en Hollywood se entregan los Razzie y en el calcio se reparte el Bidone d’Oro, ¿por qué el fútbol ibérico no habría de tolerar una mirada ácida? No se trata de colgarle la etiqueta de bluf a nadie, ni de denostar una carrera en declive, ni siquiera de regodearse en un año decepcionante: simplemente destacamos aquí algunas acciones que sus protagonistas tal vez preferirían olvidar y que al resto nos arrancaron alguna carcajada inofensiva. Aquí van los errores para que juzguen (y voten) ustedes mismos.
Dos penaltis por agarrar el balón con la mano por error en el área en un mismo partido. Sí, sí. Así como lo leen. En un partido de 2.Bundesliga entre el FC Magdeburg y el Spvgg Greuther Fürth, el jugador local Gideon Jung, y el visitante Daniel Heber, cometieron cada uno una infracción delante de su portería de la manera más insólita: agachándose para recoger la pelota del suelo. ¿El consuelo para los dos? Que no fueron los únicos que hicieron el ridículo. ¿Y para los aficionados de uno y otro equipo? Que ya tenían una anécdota insuperable que contar para el resto de la temporada.
El Girona encaró su debut en la Champions League con ilusión, vitalidad y optimismo. Los mismos sentimientos que debían flotar en la cabeza de su centrocampista Iván Martín justo un segundo antes de empujar el balón a la red. Era la quinta jornada del torneo, el partido que enfrentaba a los catalanes con el Sturm Graz todavía iba 0-0, y el bilbaíno solo tenía que tocarla para poner a su equipo por delante y cumplir uno de los sueños de cualquier futbolista: marcar en la Copa de Europa. Pero el remate, incomprensiblemente, se perdió por encima del larguero. Con el tiempo supimos que esa acción resumía lo que fue la Liga de Campeones para los de Míchel: un bonito sueño de verano. Pero solo un sueño, después de todo.
Una de las primeras jornadas de la Championship. Derby County y Cardiff City se ven las caras. Y de repente, un contragolpe con final inesperado. Todo parece escrito para que los que queden retratados sean el zaguero y el portero del conjunto de Gales, que no se comunican, leen fatal el bote del balón tras un despeje y dejan al atacante rival solo ante su portería. Pero no. Ebou Adams, con el que esa noche soñarán algunos aficionados del Derby, lo tiene todo hecho para marcar, y en el último suspiro… El fútbol no admite predicciones razonables.
En la liga escocesa suelen ocurrir cosas maravillosas. Como que Nectarios Triantis, futbolista del Hibernian, sirva un libre indirecto desde su campo y acabe tumbando a dos compañeros (los pobres Joe Newell y Will Fish) del pelotazo. Pareció una jugada de billar: la bola impactó en la cara del que tenía enfrente, y tan potente fue el disparo, que en el rebote todavía tuvo fuerzas para desplomar al que tenía detrás. Para sacarse el sombrero. Esto sí que es matar dos pájaros de un tiro. Lástima que sean de los tuyos.